¿Alguna vez te has preguntado cómo la depresión puede afectar a nuestra energía y vitalidad del día a día?

La depresión engloba mucho más que el mero hecho de sentirse triste y puede manifestarse también físicamente en forma de fatiga o cansancio. En este artículo, veremos cómo la depresión y sus síntomas físicos pueden influir en nuestra vida diaria y qué estrategias se pueden emplear para manejarlos. Además, exploraremos el punto de vista psicoanalítico. Entender esta relación es importante para abordar la depresión de manera integral y mejorar el bienestar general.

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por tristeza persistente y pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras. Además, suele ir acompañada de diversos síntomas cognitivos (como dificultad de concentración o sentimientos excesivos de inutilidad) y físicos. De este modo, la depresión afecta a cómo nos sentimos, pensamos y actuamos. Se trata de uno de los trastornos mentales más comunes y según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social de España, aproximadamente el 5% de la población adulta en España sufre de depresión en algún momento de sus vidas.

Los síntomas físicos más comunes de la depresión son:

  • Alteraciones en el apetito y el peso
  • Alteraciones en los patrones de sueño
  • Fatiga y pérdida de energía
  • Agitación o enlentecimiento psicomotor

Los síntomas físicos pueden tener un impacto significativo en diversas áreas de la vida, incluido el rendimiento laboral, las relaciones personales y el bienestar general. Sin embargo, en ocasiones no se tiene en cuenta que el cansancio puede ser fruto de la depresión. Imagina a alguien que sufre de depresión y lucha con la fatiga durante el día. Su cansancio dificulta su capacidad de concentración en el trabajo y comete más errores, lo que le genera estrés, malestar y culpabilidad. En su casa, la fatiga le aleja de hacer actividades que antes disfrutaba y de sus relaciones con familiares y amigos, disminuyendo sus interacciones sociales. En este ejemplo, vemos cómo puede afectar esta sintomatología a la calidad de vida. Además, la fatiga y la pérdida de energía, pueden dar lugar a instaurar hábitos de vida poco saludables, como la disminución de la actividad física o unos deficientes hábitos alimenticios.

La fatiga y la pérdida de energía pueden manifestarse incluso cuando se duerme más de lo habitual. Estos síntomas se pueden deber a cambios en los niveles de neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina y la dopamina. Investigaciones recientes sugieren que la inflamación crónica y el estrés oxidativo también pueden desempeñar un papel en la relación entre la depresión y la fatiga. Afortunadamente, existen estrategias efectivas para manejar esta sintomatología. Prestar atención al cuidado personal es determinante en el manejo de la sintomatología depresiva, así como para alcanzar el bienestar general. Es crucial buscar ayuda profesional si estos síntomas persisten o afectan significativamente la calidad de vida.

La depresión desde la perspectiva psicoanalítica

Desde una perspectiva psicoanalítica, la depresión puede entenderse como una manifestación de la pérdida. Sigmund Freud plantea que la depresión o melancolía, es una reacción a la pérdida de un objeto amado, pero con la particularidad de que la pérdida es interiorizada. Esto quiere decir que la persona siente que ha perdido una parte de sí misma junto con la pérdida del objeto amado. Según J.D. Nasio, la depresión se caracteriza por la pérdida de una ilusión. Se trata de una pérdida profunda de algo que una vez fue vital para la persona, como un ideal, un proyecto de vida o una relación significativa. Para Nasio, esta pérdida afecta profundamente la estructura psíquica del individuo.

Cuando una persona pierde una ilusión significativa, se siente desprovista de sentido y dirección. La fatiga y la pérdida de energía que acompaña a la depresión pueden verse, desde este punto de vista, como la expresión corporal de esta pérdida psíquica. Además, Nasio explica como la depresión no solo es el resultado de un choque emocional reciente, sino que también es fruto de un psicotraumatismo infantil, como puede ser el abandono, los maltratos o el abuso sexual.
Este enfoque destaca la importancia de entender la depresión no solo como un conjunto de síntomas, sino como una experiencia subjetiva de dolor y vacío. La pérdida de una ilusión provoca un duelo interno, donde el individuo lucha por encontrar un nuevo sentido y reconstruir su mundo interno. Abordar la depresión desde esta perspectiva implica trabajar en la reconstrucción de significados y en la recuperación de nuevas ilusiones. La psicoterapia se convierte así en un espacio donde el individuo puede explorar y elaborar sus pérdidas y encontrar nuevas formas de llenar el vacío causado por la ilusión perdida.

Nasio, J. D. (2022). La depresión es la pérdida de una ilusión. Paidós.
Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. (2020). Estudio sobre la prevalencia de la depresión en España

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